Participó en experiencias de diálogo ecuménico con el arzobispo católico y defensor de derechos humanos Óscar Romero entre 1977 y 1980.
Después del asesinato de Romero, promovió que su memoria fuese cultivada por las comunidades luteranas a nivel internacional.
[2] En 1986, fue elegido y consagrado como primer obispo del Sínodo Luterano Salvadoreño.
[3] Ha mantenido una labor social visible y promovido el diálogo ecuménico en el Consejo Nacional de Iglesias y el Foro de las Religiones por la Paz.
Durante la guerra civil de El Salvador integró el Comité Permanente del Debate Nacional junto al sacerdote católico Ignacio Ellacuría y al pastor bautista Edgar Palacios, promoviendo la solución pacífica del conflicto armado interno.