Fue ejecutado por sentencia del Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente en la posguerra por su papel en la Masacre de Nankín.
Participó en la Guerra Ruso-Japonesa y se graduó de la Academia Militar en 1906.
Este mando lo recibió el 15 de agosto, por petición directa del Emperador japonés Hirohito.
Aunque Matsui no estuvo presente en Nankín durante las matanzas, al caer enfermo, anotó en su diario que las violaciones y los saqueos estaban dañando la reputación del Ejército Imperial Japonés, comprobándose su conocimiento de la matanza en desarrollo.
El Tribunal lo encontró culpable de crímenes de guerra y fue ahorcado en diciembre, en la Prisión Sugamo, en la misma ceremonia en la que fue ahorcado el ex primer ministro Hideki Tōjō.
Su nombre ha sido incluido en el Libro de las Ánimas del Santuario Yasukuni, por lo que es indirectamente venerado, lo que ha ocasionado protestas en el mundo, especialmente chinas.