En 1822 también enseñó en el liceo de Leópolis (que también formaba parte del Imperio austríaco) y en la universidad de esa ciudad, en donde comenzó como profesor asistente En 1827 regresó a Liubliana, y entre 1828 y 1831 fue bibliotecario del liceo de la ciudad.
En ese entonces trabó amistad con el poeta France Prešeren, quien fue clave para su conocimiento de las últimas actividades literatura europea.
A diferencia de algunos contemporáneos como el lingüista Jernej Kopitar o el poeta Stanko Vraz, creyó en el desarrollo de una cultura eslovena, razón por la cual se le considera el precursor del despertar nacional del siglo XIX.
Su completa y cosmopoilita educación le permitió identificar el talento de Prešeren, quien fue ignorado por la mayoría de sus contemporáneos, así como orientarlo en temas lingüísticos y estilísticos.
Varios monumentos, escuelas y calles llevan su nombre.