El 12 de enero de 1888, dejó Guadalajara y regresó a Zacatecas para ingresar al Seminario donde fue admitido de caridad, posteriormente, por su buena conducta y aplicación al estudio, se le concedió una beca y así pudo ser admitido como alumno interno.
Durante varios años fue capellán de diferentes lugares de Zacatecas y Jalisco, como también fue nombrado párroco de Concepción del Oro donde mantuvo una estrecha amistad con la familia Pro Juárez; le dio la primera comunión al Beato Miguel Agustín Pro, y bautizó a Humberto Pro, su hermano y compañero.
hacía en el pueblo, ya que daban a conocer el Manifiesto que el Comité General de la Acción Católica había enviado y juntaban firmas para pedir al Congreso la derogación de las leyes anticatólicas.
El padre y los jóvenes fueron puestos en libertad, lo cual enfureció más a Ortiz.
En 1927 el sacerdote fue nuevamente arrestado, lo condujeron a Durango y lo encerraron en la jefatura militar.