[2] Este giro estético puede encuadrarse en la profundización de la autora en el pensamiento oriental, especialmente en la noción de «observador» que desarrolla filosóficamente en los dos libros anteriores y posteriores a este: Filosofía en los días críticos y Diarios indios.
Asimismo, la segunda parte del poemario (‘Escribir’) está marcada por la experiencia del cáncer de colon cuyas secuelas sufrió Maillard durante su escritura (en torno al año 2000).
El propio lector es apelado directamente en los versos, con una técnica análoga a la del distanciamiento brechtiano o a la del filme Funny Games de Michael Haneke, que la autora menciona como inspiración en algunas entrevistas.
El texto secundario ejerce un contrapunto que reflexiona sobre la propia escritura del poemario y el sentido de su título.
[6] El tema principal es el sufrimiento y la capacidad de la creación poética para transformarlo o compartirlo.