[3] Había sido una idea original del yudoca local Takeo Yano, el cual se encontraba en una notoria rivalidad pública con los hermanos Carlos y Hélio Gracie, practicantes de «jiu-jitsu» (tal y como se conocía al judo en el Brasil de la época).
[3][4] Yano ya había luchado contra Hélio en 1937, dominando el combate pero no logrando finalizar al brasileño, y había solicitado durante años una revancha que nunca se le concedió (también trabajaría en eventos de catch wrestling con George Gracie, pero este no era miembro del equipo de Carlos y Hélio).
[3] Para más inri, los periódicos decidieron proclamar que Kimura y sus compañeros eran auténticos cinturones negros de jiu-jitsu que habían llegado para exponer la falsedad del arte de los Gracie.
Aunque Kato, al ver que las cuerdas le impedían cambiar de posición,[8] trató de terminar primero su propia llave, cayó inconsciente y obligó a Kimura a tirar la toalla.
[3] La expectación hacia este tercer combate era tan alta que, según el esquinero Georges Mehdi, la embajada japonesa informó veladamente a Kimura de que no sería bienvenido de vuelta en Japón si perdía la lucha.
El yudoca inmovilizó a Gracie con kuzure-kami-shiho-gatame, yoko-shiho-gatame, yoko-sankaku-jime y kesa-gatame, alternando entre estas posiciones según veía más apto.
[9][8] En cierto momento, presumiblemente durante el sankaku-jime -una técnica diseñada para la estrangulación sanguínea-, la presión fue tal que Gracie perdió la consciencia sin que Kimura se diese cuenta, y solo volvió en sí cuando el japonés liberó la posición para adoptar otra.
Hélio asintió, por lo que la lucha continuó unos minutos más hasta el toque de la campana.
[4][2] Mientras tanto, Gracie se sentó en su propio rincón y les contó que intentaría encontrar una hueco entre las proyecciones de Kimura para deslizar una rendición.
[5][11] Al comienzo del segundo tiempo, Gracie intentó un tomoe nage,[9] pero Kimura bloqueó la técnica, ejecutó un osoto gari y se cernió sobre Hélio en el tatami, inmovilizándolo con kuzure-kami-shiho-gatame.
Hélio continuó impertérrito, por lo que Kimura retorció el brazo quebrado una vuelta más.
Finalmente, al ver que Kimura se disponía a dar una tercera vuelta a la extremidad, Carlos Gracie se adelantó y tiró la toalla por su hermano,[1] dando también unas palmadas en la espalda de Kimura para señalizar su victoria.
[4][2] Kimura ofreció a Gracie la posibilidad de jugar una revancha en Japón, pero la oferta no tuvo respuesta.
[2] Después de su gira por Brasil, Kimura y su compañía volvieron a Japón, donde el yudoca fundó la empresa Kokusai Pro Wrestling Association para expandir sus actividades en la lucha libre profesional.
[12] Estos embellecimientos han sido desacreditados por la mayor parte de la comunidad del jiu-jitsu como mera propaganda.