[1][2] Su nombre completo en el nacimiento era Mary Eleanor Wheeler, y aparentemente habría nacido en el año 1866.
No obstante, la autora Sarah Beth Hopton fue incapaz de encontrar cualquier evidencia que efectivamente ligara a ambos (salvo por el apellido en común), pero sí encontró al respecto una retractación en un artículo de un periódico, precisamente donde la citada información fuera propalada por primera vez.
Aconteció que Styles quedó embarazada, y entonces Hogg contrajo matrimonio con ella, por insistencia de la propia Mary Pearcey.
Todos vivían en Kentish Town, en Londres, y del citado embarazo resultó una niña a la que se le dio el nombre de Phoebe Hogg.
Aquella noche, el cadáver de una mujer fue encontrado en un basurero en Hampstead; su cráneo había sido aplastado, y casi decapitado.
Indudablemente se llevó a la tumba varios secretos, y entre éstos, el motivo que la impulsó a realizar un críptico mensaje, que en periódicos de Madrid (España) su abogado hiciera publicar en cumplimiento de la última voluntad manifestada por su defendida.
[10][11] Es sumamente probable que las iniciales M E W desearan aludir a Mary Eleanor Pearcey a través de su nombre al nacer, pero se desconoce la identidad de la persona a la cual se dirigía el mensaje, y que se refiere con las iniciales M E C P, donde P tal vez podría representar el apellido Pearcey como apellido materno, o como apellido paterno, o como apellido de casada, o donde P tal vez podría ser un sobrenombre o cualquier otro apellido comenzado con P. Quizás Pearcey confesó el crimen a alguien que podría haber sido juzgado en calidad de cómplice, y en este mensaje ella lo tranquilizaba asegurándole que no había hablado a la policía sobre la confesión.
Primero que nada corresponde señalar a Sir Arthur Conan Doyle, creador del personaje Sherlock Holmes, quien especuló con que el Destripador podría ser del sexo femenino, ya que una mujer en la época bien podría por ejemplo haber fingido ser partera, para así justificar tener ropas manchadas de sangre; además y como mayoritariamente se especulaba que este asesino serial era un hombre, ello podría haber contribuido a una eventual asesina a pasar más desapercibida.
[14] Pero además, el primer libro donde muy concretamente se propuso a una mujer como asesina de Whitechapel tuvo por título “Jack the Ripper, or whe London walked in terror” (Jack el Destripador, o cuando en Londres caminaba el terror); y el autor de esa obra publicada en 1937 fue Edwin Woodhall.
Esta suposición fue retomada como base en 1939 por William Stewart en su libro "Jack the Ripper: A New Theory", en donde no se mencionaba específicamente a Pearcey en conexión con los crímenes, aunque la candidata propuesta también disponía de gran fortaleza física.
F. Tennyson Jesse, una historiadora criminal británica, en su estudio sobre el caso Pearcey, dijo lo siguiente: "It was no wonder that, simultaneously with the discovery of the crime, legends should have sprung up around her figure.