La obra de Kelly se encuentra a medio camino entre el arte conceptual y la línea artística más intimista de los años 80.
Sus creaciones se han exhibido internacionalmente,[3] y está considerada entre las artistas contemporáneas más influyentes en activo.
[7][8] Presenta sus obras como instalaciones narrativas en gran escala, generalmente divididas en secciones; el efecto que genera esta dimensión de la representación es el distanciamiento entre obra y espectador.
En sus obras el cuerpo desaparece, no es exhibido como espectáculo (objeto de la mirada) sino que su representación es llevada al terreno discursivo (la mirada otra).
Kelly comisiona parte de este trabajo al compositor Michael Nyman el cual crea la partitura de la balada que será sucesivamente interpretada por la soprano Sarah Leonard y el Nyman Quartet en la presentación de la exposición, en el The Santa Mónica Museum of Art en 2001.