Un año más tarde, también con Gámez, vuelven a coincidir en el espectáculo Si Fausto fuera Faustina.
En años sucesivos, y siempre junto a su esposo, triunfa en los teatros de la capital en representaciones como 24 horas mintiendo o Tres días para quererte (1946).
Polo, con libreto de Carlos Llopis y música del maestro Manuel Parada.
Posteriormente vendrían Las cuatro copas, Hoy o mañana y Las hijas de Helena.
Entrada la década de los sesenta, cambió su registro y se dedicó plenamente a la comedia, participando en varios montajes de obras escritas por Alfonso Paso y dirigida por José Carlos Plaza.