Esta visión del objeto halla sus raíces en la obra escrita por Susan Sontag, Notes on Camp, en la que la autora afirmaba, ya en los años 60, que el objeto no es interesante como tal, sino su representación, siendo ésta el resultado de una serie de reflexiones que ahondan en la historia del objeto mismo, en su simbología, su manifestación y percepción ante los ojos de quien lo observa.
Pero también allí donde las posibilidades económicas no faltan, el deseo, ya codificado por la moda, no se refiere tanto a los objetos sino a los mitos con los que la moda los ha rodeado y muchas veces son éstos lo que resultan el objeto de consumo...".
[9] El mito que rodea al objeto, hasta el punto de volverse parte integrante del mismo, es descodificado por esta disciplina mediante el estudio de los diferentes lenguajes visuales y verbales pertenecientes a los diferentes públicos objetivo.
Estos grupos de personas manejan códigos visuales, verbales, sonoros, gestuales, olfativos y formales específicos, que utilizan para comunicarse... ”.
Un principio cuyas raíces se encuentran en las obras de Vilém Flusser sobre la imagen y sobre cómo la tecnología ha cambiado nuestra percepción del mundo, en las que el autor afirma “... la ética, la ontología, la epistemología sarán eliminadas por las imágenes y ya no tendrá sentido preguntarse si son buenas o justas, originales o artificiales, verdaderas o falsas e inclusive su significado.