Durante muchos años ha liderado eventos literarios para los Festivales AmericArtes en el Centro Kennedy.
Sus críticas han sido publicadas en The New York Times, El País (España), El Comercio (Perú), El Tiempo (Colombia), Virginia Quarterly Review, USA Today, Civilization, la revista Smithsonian, National Geographic y otras numerosas publicaciones literarias en las Américas.
Es la autora de “Cellophane” (Celofán), novela satírica sobre la Amazonia peruana, publicada en 2006 y seleccionada finalista para el premio John Sargent.
Su última obra es "Silver, Sword, and Stone: Three Crucibles of the Latin American Story," publicada por Simon & Schuster en 2019.
Además es comentarista frecuente sobre temas hispanos, América Latina y la industria editorial.
El historiador Joseph Ellis comentó en el Washington Post: "El enfoque de Bolívar es magistral.
El libro recibió el premio The Los Angeles Times Book Prize el año siguiente.
Repite el viejo mito de una revolución lanzada por la libertad sin comprender los roles de faccionalismo, particularismo, ambiciones criollas y las vastas transformaciones que estaban teniendo lugar en todo el mundo atlántico.
Menciona la famosa amenaza de Bolívar de rebelarse contra la naturaleza, expresada con exasperación ante los temores populares de castigo divino durante el terremoto de Caracas de 1812, pero su relato de sus guerras prácticamente omite la historia ambiental y pasa por alto importantes investigaciones recientes sobre el papel de la enfermedad: Venezuela debería destronar Bolívar como el héroe de la nación y reemplazarlo con el mosquito portador de la fiebre amarilla, que hizo mucho más para derrotar a los ejércitos españoles "[7]En cuanto a "Silver, Sword and Stones" (2019) la historiadora experta en la América española Carrie Gibson, en "The Guardian" afirmó que justificaba el discurso hispanofóbico en Estados Unidos:"The most worrying aspect of her book is the repeated claim that violence is somehow in the blood of all Latin Americans The most worrying aspect of her book, however, is the repeated claim that violence is somehow in the blood of all Latin Americans.
This is dangerously reductive and essentialist thinking, bordering on calling all Latinos “bad hombres”, to borrow the words of Donald Trump"[8].Para José María Ortega Sánchez, en "La “mirada” anglosajona sobre el mundo hispano.