Reducida a parroquia en 1852, quedó como cura párroco de la misma.
Consiguió que en ella se recogieran todos los altares y bienes muebles de los conventos exclaustrados de la población eliminados en 1836 y consiguió evitar que el carmelita de San Pedro desapareciera otorgándolo a los franciscanos.
Escribió una Historia de Pastrana y sucinta noticia de los pueblos de su partido[1] (1858) que pagó él mismo y alcanzó una segunda edición corregida y ampliada (Madrid, Aguado, 1871).
El autor recurrió a los archivos de la villa e hizo aportaciones fundamentales sobre su historia antigua, los duques de Silva y Mendoza, la llegada de los moriscos, los tapices portugueses y las historias y leyendas sobre las advocaciones marianas de la villa y su comarca.
La obra, escrita con elegancia, ha sido reimpresa modernamente con un estudio preliminar sobre el autor por Esther Alegre Carvajal (Guadalajara: AACHE, 1997).