Fue la primera película sin musical de Rocío Dúrcal.
Marianela (Rocío Dúrcal), una chica pobre y con el rostro desfigurado, sirve de lazarillo a su amo Pablo, un joven ciego de nacimiento y de familia adinerada.
Pablo se enamora de la vitalidad y belleza interior de Marianela, imaginándosela como el ser más hermoso del mundo.
Un día aparece Teodoro, un médico traído por su padre para que le devuelva la visión a Pablo.
Marianela se hunde en la tristeza convencida de que Pablo la repudiará cuando vea su desfigurado rostro, y topa con una vida dura.