Se llama "Lía", en homenaje a Lía Brunet, una de las fundadoras del movimiento y primera focolarina en Argentina.[1] En un principio se llamó "Mariápolis Andrea", en honor a Andrea Ferrari, un joven focolarino que había fallecido en un accidente de tránsito.Posee más de 200 habitantes provenientes de diferentes países de Latinoamérica, América del Norte, Europa, Oceanía y Asia, con distintos credos o sin referencia religiosa.La ciudadela se sostiene con el trabajo de sus habitantes, en la denominada "economía de comunión", donde cada uno pone su profesionalidad y capacidad personal a disposición de la comunidad.Se producen muebles artesanales, pret a porter, artesanías en tela y madera, gráfica, íconos y mermeladas, almíbares, helados y bombones artesanales.