Su padre le inculcó sus mismos valores tradicionales, prestando gran atención a su educación, tanto física como mental; estudió para preservar su joven mente de toda mancha inmoral.
Catón el Censor no permitió que su sabio esclavo, Quilón, supervisara la educación de su hijo, y así adquiriese hábitos serviles, para lo que escribió unas lecciones de historia romana para él, en grandes letras con su propia mano, y después una especie de enciclopedia para su uso.
Entró en combate por primera vez en 173 a. C., en Liguria, bajo las órdenes del cónsul Marco Popilio Lenas.
Siguiendo el consejo de su padre se alistó nuevamente cuando la legión a la que estaba adscrito fue puesta nuevamente en disposición de lucha para que mostrase su valor militar.
La elegida por el Censor fue una joven de gran belleza llamada Salonia, con la que tuvo un hijo.