Su familia era de rango ecuestre, modesta, pero muy adinerada, aunque Gordiano estaba relacionado con senadores prominentes.
Los rebeldes proclamaron a Gordiano I como emperador y consiguieron su reconocimiento por parte del Senado.
Gordiano abrió las puertas del templo de Jano por última vez en la historia y se puso en marcha hacia Oriente Próximo con su ejército.
Consiguió una victoria sobre los persas en la Batalla de Resaena (243),[1] los cuales fueron expulsados a la otra orilla del Éufrates.
Cuando estaba planificando conjuntamente con Timesteo la campaña militar en territorio enemigo, su suegro murió en oscuras circunstancias.