En el siglo XVII un bebé es abandonado por sus padres en la puerta de un convento franciscano.
Como los frailes -doce en total- no encuentran quién se encargue de él deciden criarlo ellos mismos.
Pero al chico no le gusta la nueva vida y tras asistir a una cacería Marcelino se niega a comer carne, una vez más, y se escapa.
Estos dos falsos peregrinos, que en realidad son soldados del conde, descubren a Marcelino en el monasterio.
Cuando los frailes acuden únicamente encuentran en el desván una cruz: “Marcelino nos ha dejado y ha subido al cielo con su madre”.