María de la Antigua
[2] Su vocación religiosa le llegó durante el tiempo que pasó en Sevilla, en casa del sobrino de la priora, donde estuvo desde los seis hasta los doce años, tras haber sufrido un accidente que dejó algunas llagas en su cabeza.Entre otros trabajos, ejercía de cocinera, sobre lo que ella misma escribe en su obra.[1] Durante su vida religiosa se distinguió por vivir humildemente y ser caritativa, manifestando siempre gran amor por la salvación de las almas.[2] Destaca, entre sus escritos, el libro titulado Desengaños de religiosas y almas que tratan de virtud, publicado en Barcelona (1697) por Joseph Llopis.[2][1] La Iglesia católica le concedió el título de venerable.