Cuando se intentó mover la imagen, su peso se incrementó y hubo que dejarla allí, en las montañas, donde hoy preside un santuario de grandes proporciones.
Durante los siglos III y II a. C., llegaron al norte italiano tribus celtas que establecieron un culto a las diosas dedicadas a proteger los campos y la fertilidad.
Oropa, así mismo, con su valle, es un clásico círculo de piedras celtas, donde la caverna formada por masas errantes constituyeron una construcción prehistórica.
La tradición dice que el Santo trajo consigo a Oropa una estatua de leño de la Virgen, encontrada en Jerusalén y tallada por San Lucas.
Su imagen principal se encuentra en la Parroquia Santísimo Nombre de María, la cual fue edificada en un terreno donado por un inmigrante del Piamonte.