María Manrique de Lara

[1]​ Su educación, aunque no está documentada, se presume de alto nivel debido a su formación intelectual y cultural, probablemente influenciada por su madre.

Se establecieron en Íllora, donde ella creó un centro cultural renacentista.

El matrimonio tuvo tres hijas: María, que murió a los pocos años; Beatriz, quien murió sin haberse casado, y Elvira Fernández de Córdoba, que pasó a ser la II duquesa de Sessa, tras la muerte de su madre.

En 1524, regresó a Italia para cuidar de sus nietos y gestionar asuntos familiares.

Durante esta estancia, consiguió una bula del papa Clemente VII para la capilla mayor de San Jerónimo y formalizó acuerdos para la construcción de un panteón renacentista en Granada.