Los Desmaisieres eran unos nobles de origen belga: el primero en llegar a España fue su bisabuelo Arnaldo que se casó con una dama de León con la que tuvo entre otros un hijo llamado Miguel que alcanzó en grado de general y que se casó con una mujer de la nobleza navarra con la que tuvo nueve hijos entre ellos Diego, padre de la futura Duquesa de Sevillano, que desempeñó diferentes cargos en la Diplomacia y también fue un próspero hombre de negocios, lo que le permitió conocer al acaudalado duque de Sevillano, que le ofreció la mano de su segunda hija con una cuantiosa dote que consiguió aumentar.El matrimonio tuvo dos hijas, la primera fallecida a los tres años, quedando como hija única precisamente Diega, que recibió así una cuantiosa herencia que se vería incrementada por parientes colaterales como su tía la Vizcondesa de Jorbalán, elevada a los altares como Santa María Micaela.El Panteón de la Duquesa de Sevillano se construyó entre los años 1882 y 1916, bajo diseño y dirección del arquitecto burgalés Ricardo Velázquez Bosco.Su cadáver, llegó finalmente en tren a Guadalajara capital, donde se celebraron solemnes funerales presididos por Antonio Maura y por el diputado Brocas, en representación del Conde de Romanones, presidente del Gobierno.En 1888, el Ayuntamiento de Guadalajara, agradecido por sus obras en la ciudad, la nombró Hija Adoptiva, siendo alcalde constitucional Ceferino Muñoz, que le entregó en un solemne acto protocolario un hermoso diploma, una obra maestra del académico José María López-Merlo, en el que aparecía el escudo heráldico completo de la señora así como alusiones a sus desvelos en favor de las artes, las ciencias y la caridad.