Cuando tenía tres años se marchó con su familia a Madrid, ciudad donde permaneció hasta 1937.
Su padre intentó probar suerte como autor teatral pero no obtuvo demasiado éxito.
Un año después apareció en 1956 Ratlles a l’aire, que recibió el premio Ciudad de Barcelona.
Durante los años cincuenta publicó sus dos primeros poemarios en valenciano: Otra voz (1952) y Rayas al aire (1956).
En 1958 realizó su primera obra en prosa; se trata de la novela en castellano La prometida.