Manuel Zamarreño Villoria

Quedó tendido sin vida entre dos coches aparcados en batería, rodeado por un charco de sangre y con la ropa arrancada.

Fue trasladado en ambulancia al Hospital Nuestra Señora de Aránzazu, donde ingresó con síndrome por onda expansiva, heridas múltiples por metralla en buena parte del cuerpo y traumatismo ocular, por lo que fue intervenido quirúrgicamente.

[7]​[8]​ La onda expansiva de la explosión también causó importantes destrozos en varios automóviles y viviendas.

[9]​ Tras este atentado, no figura reivindicación alguna por parte de ETA en los días siguientes.

Al no haberse dictado sentencia alguna por este atentado, ni constar ninguna investigación que impute a los autores del mismo, se desconoce la identidad de los asesinos.