Los militares sublevados bajaron desde la Comandancia Militar, sita en la plaza de Weyler, por la calle Fermín Galán hasta el Gobierno Civil, situado en la plaza de la Constitución.
Sobre las cinco y cuarto de la madrugada, el comandante Alfonso Moreno Ureña entró en el despacho del gobernador civil Manuel Vázquez Moro, pistola en mano, comunicándole la orden superior de destituirlo y detenerlo.
Con él se encontraban el secretario del Gobierno Civil, Isidro Navarro López, y el teniente de la Guardia de Asalto, Alfonso González Campos, que con el cabo Francisco Muñoz Serrano y otros guardias intentaron proteger al gobernador y evitar un enfrentamiento.
[2] De pronto, hubo un cruce de disparos incontrolado, y dos hombres resultaron heridos: Francisco Muñoz Serrano y Santiago Cuadrado.
Fue enterrado en una fosa común en Tenerife, donde se encuentran aún sus restos mortales.