[1] Formado y también docente en enfermedades mentales, a lo largo de su rica vida profesional se alejó de todos los puestos salvo el último, de médico del hospital de alienadas (hoy Moyano) en el que llegaría a director, y su primera novela, la más popular y casi la única que se recuerda, Irresponsable (disponible para descargar[2]), fue tratada más que como una obra literaria como una estrategia para exponer su tesis, adhiriendo a la escuela italiana (pero no a la francesa) de que la irresponsabilidad es un deterioro cerebral con base genética, sobre un protagonista al que se niega en toda la obra a ponerle un nombre.
[3] Sus dos siguientes novelas, Alma de niña y Delfina, tuvieron poca repercusión y rápidamente fue olvidado como escritor, rescatándoselo en la actualidad por su valor histórico al marcar los orígenes de la novela naturalista argentina.
Mejor dicho: renuncié harto de muchas cosas que me ocasionaban una indigestión diaria y me hacían más mala sangre que la de todos los enfermos juntos".
[1] Fue su vida como funcionario la que le permitió gestar sus primeros escritos, entre los que se encuentra su novela con más repercusión, Irresponsable, publicada en forma de folletín en un diario popular en la época a lo largo de 5 entregas en el año 1889, y que fue tratada por los lectores más que como una obra literaria como una estrategia para exponer su tesis, adhiriendo a la escuela italiana (pero no a la francesa) de que la irresponsabilidad es un deterioro cerebral con base genética, demostrada en un protagonista al que se niega en toda la obra a ponerle un nombre[3] La obra valorada solo en parte por su valor literario, suscitó inmediatamente encendidos intercambios con otros médicos y con juristas de la época, notablemente con José María Ramos Mejía y Norberto Piñero, en forma de cartas abiertas en los diarios de tirada popular, como se estilaba en el momento.
Lo despidió en el cementerio una enorme multitud muy calificada y elegante en la que no se veían escritores".