Destacó por dar valor a la arquitectura mexicana en obras residenciales modernas y también por incursionar en la restauración de haciendas y casas coloniales.
En Coyoacán está ubicada uno de sus trabajos más representativos, “la casa fuerte” del cineasta Emilio Fernández, donde se recrea la arquitectura hacendaria mexicana.
En San Ángel se ubican sus principales proyectos de restauración; la Hacienda Goicoechea, la Casa Blanca y el Convento del Carmen, pueden atribuirse aproximadamente 300 residencias de gran variedad de tipos a su autoría[2].
Se le considera un arquitecto de culto y humanista que se adaptó a las necesidades de sus clientes para crear hogares, en sus construcciones integra relevantes elementos como la calidez, el sonido, luces, sombras y penumbras[3].
Al integrar el interiorismo en sus creaciones desarrollo lo que él llamó “early mexican handmade furniture”, una prolífica producción de mobiliario y accesorios compuestos por sillas, mesas, butacas, bancas hechas con maderas locales y al estilo artesanal, dejando un gran legado que ha sido motivo de estudios y exposiciones[4].