Las vivencias en el mundo rural de esos años marcaron profundamente toda su trayectoria vital.
Fundó la empresa petrolífera portuguesa Sonap,[1] en la actualidad conocida como Galp, y otras del sector de los hidrocarburos en varios países africanos como Mozambique, Sudáfrica, Malaui o Suazilandia.
Con tan solo un año Manuel Cordo Boullosa perdió a su madre, que solo contaba 28 años y estaba embarazada de su quinto hijo.
Allí fue entregado al cuidado de sus tías Amalia y María Esperanza Boullosa Muñoz, hasta los ocho años.
A partir de ese período inicial de su vida, transcurrido en Galicia, tuvo siempre presentes sus orígenes y pasaba frecuentemente temporadas en la casa que poseía en Caritel.
Por eso su padre decidió enviarlo a un sanatorio situado en Suiza, en Davos-Platz, donde ya antes había enviado a su hermana Aida, que padecía la misma enfermedad y que lamentablemente no pudo superarla.
En los tres años que pasó en el sanatorio aprovechó el tiempo para aumentar sus conocimientos, leyendo los principales clásicos de la literatura francesa, aprendiendo a hablar correctamente el francés y el inglés, y obteniendo incluso cierta fluidez en el alemán, lo que en el futuro le resultaría muy útil para la expansión de sus negocios en los mercados internacionales.
Ya con 69 años, y contra todo pronóstico, Manuel Cordo Boullosa no se dejó vencer por las dificultades y se trasladó a Brasil, donde reinició una intensa actividad empresarial, fundando varias empresas, como la sociedad agropecuaria Karitel, propietaria de 40.000 hectáreas en el estado de Bahía, y llegando a adquirir el Banco Pinto de Magalhães.