Hacia finales del siglo XVIII la economía española se encuentra estancada por su baja productividad.
Muchos de estos bienes quedaron ya en manos públicas, y otros también fueron recomprados por la propia Iglesia.
Posteriormente, durante la realización de unas obras, se encontraron balas decimonónicas y herraduras con el símbolo GC, usado por el Cuerpo en ese periodo.
Tras ganar una puja ante otros compradores decide acometer la reforma y ampliación, la más importante desde su construcción.
El ala nueva consta de cuatro alturas y cubierta a una sola agua.
El edificio toma entonces su nombre y pasa a conocerse como mansión o casa de Terol.