Manifestaciones en Georgia (1978)
Las detenciones no tuvieron el efecto de aplacar la agitación nacionalista, sino que surgieron nuevos líderes jóvenes, como Tamar Chkheidze, Avtandil Imnadze, después Giorgi Chanturia, e Irakli Tsereteli, apoyaron a los líderes encarcelados, y surgieron diversas publicaciones clandestinas.[7] La medida fue muy impopular, ya que el idioma en Georgia es un tema muy sensible y una reacción negativa era predecible desde que dos años antes, en abril de 1976, las instituciones educativas superiores habían sugerido impartir la enseñanza en ruso, provocando mucho malestar.Muchos intelectuales, incluido un venerable anciano de 80 años, el lingüista Akaki Shanidze, se manifestaron contra la reforma del Artículo 75 (que establecía el estatus exclusivo del georgiano como lengua oficial), y se lanzaron consignas para la resistencia en toda la nación.Como la situación amenazó con volverse peligrosa, y se extendieron rumores que decían que las tropas soviéticas se preparaban para la acción, Eduard Shevardnadze, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Georgia, se dirigió a los manifestantes y les recordó la masacre del 9 de marzo de 1956 en Tiflis, disuelta a tiros por el ejército soviético.Aunque Shevardnadze fue abucheado en un primer momento, reaccionó rápidamente, solicitando el permiso de Moscú para mantener el artículo 75 inalterado.El resurgimiento del movimiento nacionalista georgiano, tuvo su reflejo en las minorías, especialmente la abjasia, que interpretó las concesiones soviéticas como una retirada frente al nacionalismo georgiano, y vio en ello su oportunidad de separarse de Georgia.[14] Shevarnadze cedió a la presión popular sin ser castigado o reprendido por Moscú, probablemente debido al éxito de su política económica,[7] intentó neutralizar el movimiento disidente para mantener su popularidad y lealtad de dirigente comunista.Otras protestas tuvieron lugar en Mtskheta en octubre de 1981, cuando 2.000 personas se manifestaron la defensa del idioma georgiano.La inestabilidad continuó y, en 1982, los intelectuales protestaron contra la detención de disidentes con cargos falsos.