Con una mandolina se obtienen rodajas o tiras del mismo grosor, lo que ayuda a obtener un punto de cocción uniforme y una presentación más cuidada del plato.
Se pueden lograr rebanadas muy delgadas, más rápido y con menos esfuerzo que con un cuchillo.
Sobre la superficie fija se montan una o dos cuchillas que pueden ajustarse para cortar diferentes grosores.
Hay modelos que permiten cortar el alimento en tiras mediante cuchillas perpendiculares a la principal, o con una combinación de cuchillas de diferentes secciones.
Los modelos que montan cuchillas de sección ondulada pueden cortar en cubos girando la rebanada 90°.