Mandoble

Se empleó en combate en los siglos XV y XVI empleada en el combate a pie, pensada para atacar eficazmente las armaduras de placas y cotas de malla, provocando en ocasiones fracturas o hematomas graves sin necesidad de perforar la armadura.

La empuñadura de los mandobles medía aproximadamente una quinta o cuarta parte del total del arma, estaban dotados de guardia de largos gavilanes en cruz y solían estar rematadas por un pomo esférico o redondo, con lo que la muñeca izquierda podía rotar encima, lo cual permitía asestar rápidos golpes y estocadas a una distancia más que respetable.

Estas espadas se podían esgrimir también con una mano en la empuñadura y otra sobre el primer tercio que no tenía filo, de forma que permitía un manejo correcto a corta distancia.

Con el fin de potenciar este posible uso, o minimizar sus contrapartidas, se solían dotar también de púas en el inicio del filo, a modo de falsaguarda, para mejorar el agarre, evitar que la mano se deslizara hasta el filo y para prevenir que fuera la espada del adversario la que se deslizara por el filo hasta alcanzarle la mano.

Su uso se popularizó principalmente en el Sacro Imperio Romano (hoy en día Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, Francia, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Polonia, República Checa, y Suiza), siendo portada comúnmente por mercenarios suizos y lansquenetes alemanes durante el renacimiento, particularmente a finales del siglo XV y a través del siglo XVI.

Detalles de un mandoble flamígero .