Tomóse su forma y nombre de las espadas antiguas, que se blandían a dos manos.
Baste por ello que en la importante obra de Gregorio Mayans, en el siglo XVIII, cite lo siguiente:[3] Por ello, los términos modernos como mandoble –que etimológicamente no aparece hasta 1569, y para referirse a un tipo de ataque, hecho de revés y dos manos– no siempre se refieren a un tipo o clasificación concreta y/o correcta.
Dadas sus características físicas y morfológicas, el montante se usaba de manera distinta a las llamadas espadas largas, si bien se podían aplicar varios principios del uso de la segunda arma, tal es así que en el mundo ibérico maestros portugueses como Domingo Luis Godinho o Diogo Gomes de Figueyredo (este último dedicando un manual completo solo al montante), o españoles como Pablo de Paredes ( escritas en las memorias del belga Jehan L'Hermite) y otros anónimos que escribieron reglas para el montante (manuscritos "Sobre el arte de la esgrima (MS II/1579(2))" y "Las reglas del montante (CCPB000152417-8)" ), amén de maestros italianos (quienes en su caso se referían al arma como Spadone, aunque cabe aclarar que la versión italiana del arma podía ser de dimensiones un poco menores al del montante ibérico) que también escribieron técnicas exclusivas este tipo de arma, entre ellos Achille Marozzo, Giacomo di Grassi y Francesco Fernando Alfieri.
Cronológicamente, los términos a los que nos referimos vendrían de la siguiente guisa: (Fuente: Corpus del Español) Los montantes son espadas con hojas que no necesariamente excedían siempre del metro y que como máximo llegarían a unos 120-140 cm, rectas de doble filo para uso solo cortante –en su inicio–, y cuya empuñadura, habilitada para ambas manos podía sobrepasar fácilmente el tercio de la longitud de la hoja para la buena esgrima a dos manos.
Normalmente estas armas solían pesar menos de 2 kg, y al emplearse a dos manos eran muy ágiles.