La infección se disemina desde dos vértebras adyacentes hacia el disco intervertebral.
La columna dorsal y lumbar es la que con mayor frecuencia se ve afectada.
Posteriormente, serán necesarias pruebas complementarias como radiología, resonancia magnética nuclear y estudios microbiológicos como baciloscopia para confirmar la existencia de la enfermedad.
El tratamiento se basa principalmente en la terapia con fármacos antituberculosos (rifampicina, isoniacida, pirazinamida y etambutol).
Además, existe el manejo con analgésicos y el posible tratamiento quirúrgico (principalmente para tratar las complicaciones).