La magia blanca combate los hechizos malignos, ya que busca la prosperidad, la integridad, el desarrollo físico y mental en conexión con el espíritu.
Según Guy Bechtel, en todos los tiempos ha habido seres que decían tener poderes sobrenaturales y practicar la magia.
Recién con el cristianismo aparece el concepto de brujería como herejía religiosa ligado principalmente a las mujeres, y el mago (magus) va dejando lugar al brujo (maleficus), con lo que el combate contra la magia se convierte en sinónimo de lucha contra el paganismo.
[1] Aunque no es exclusivamente una búsqueda femenina, la magia blanca moderna a menudo se asocia con conceptos estereotípicamente femeninos como el de la diosa madre, Afrodita, la luna y otros espíritus de la naturaleza.
Un brujo blanco siempre busca el consejo de los dioses, espíritus y del inconsciente.