Magdalena de Nagasaki
Magdalena era muy joven cuando quedó huérfana, siendo misioneros extranjeros los que se encargaron de su cuidado y educación.Les siguió durante su peregrinar por la región, sirviéndoles de intérprete y catequista.Este le ofreció el hábito de terciaria dominica, ya que no veía objeción en pertenecer a las dos órdenes simultáneamente.Magdalena aceptó, pero no llegó a profesar los votos porque el padre Jordán fue apresado.[3] Durante el proceso, las autoridades japonesas intentaron convencerla para que renegara de su fe.Por su belleza y juventud le ofrecieron el perdón a cambio de que se casara, a lo cual respondió que ella ya estaba casada con Jesucristo, según sus creencias religiosas.Llegados al lugar indicado, fue colgada boca abajo, de modo que medio cuerpo estaba dentro de la hoya y las piernas afuera, estando además atada a unas tablas para impedir que se moviera.En esta posición, sin poder tomar ningún alimento y con constantes sangrados, la joven duró con vida trece días, cuando normalmente los torturados así duraban entre tres y cuatro días; y con la presencia continua de los guardias, que tenían orden de no abandonarla hasta que muriera, para impedir que nadie se le acercara.[3] Para evitar que los cristianos veneraran sus restos, se dio la orden de quemar el cadáver y esparcir las cenizas.