Maestrescuela o maestreescuela[1] fue una dignidad de las iglesias catedrales o colegiales,[2] a cuyo cargo estuvo antiguamente enseñar las ciencias eclesiásticas y en España según el artículo 13 del Concordato de 1851, era la quinta silla post pontificalem de todas las iglesias, así metropolitanas como sufragáneas.
Aunque la dignidad de maestrescuela según el Concilio de Trento, sólo debía conferirse a doctores o maestros o licenciados en las Sagradas Escrituras o en derecho canónico, quedando nula o invalida la provisión que no se hiciese en esos términos, no se cumplió siempre esta disposición, proveyéndose aquella en cualquier eclesiástico.
[2] En los primitivos tiempos de la Iglesia, no se conocieron las dignidades que más tarde tuvieron en sus cabildos asiento con el objeto de atender a la administración espiritual y temporal de cada una de aquellas y de cuidar del mejor gobierno de los clérigos, que viviendo en comunidad, necesitaban quién les dirigiese en su vida doméstica y familiar.
Observa también D'Hericourt en el mismo lugar, que la dignidad de maestre-escuelas pareció tan esencial para conservar el buen orden que en el siglo xiii muchas catedrales de Francia obtuvieron bulas de los papas para establecer maestrescuelas a los cuales se atribuyen las mismas funciones y honores que a los maestrescuelas de las iglesias donde se habían tenido desde tiempo inmemorial.
[4] En el siglo xvi el maestrescuela era ya una dignidad plenamente reconocible en España y la figura se incorporó prontamente a la estructura civil en la América española.