Madrigales de Claudio Monteverdi

En este nuevo trabajo Monteverdi se aleja de las formas más tradicionales del primer libro, y comienza a buscar su propio lenguaje musical.

A través de diversos recursos musicales se ofrecen visiones de los ríos, albas, pájaros, flores, cielos, a los que aluden los poemas, y se dibuja ante el oyente un escenario sereno y benigno, que ocasionalmente los protagonistas contemplan embelesados.

El Terzo Libro dei Madrigali a cinque voci se publicó en Mantua en 1592, tuvo cinco reimpresiones antes de 1611, y fue su primer éxito.

Ante esta decepcionante situación, es posible que el compositor buscara una nueva y más ambiciosa salida en la ciudad de Ferrara.

Los textos se basaron en poemas de Gian Battista Guarini, Ottavio Rinuccini y Giovanni Boccaccio.

Monteverdi respondió a su crítico con Seconda prattica overo delle perfezione della moderna musica, donde argumentaba que, mientras el estilo antiguo, que él denominaba prima prattica, era adecuado para la composición de música religiosa, la seconda prattica, donde "las palabras son dueñas de la armonía, no esclavas", era más apropiada para los madrigales, composición en la que resultaba vital poder expresar las líneas emocionales del texto.

Si bien la plantilla escogida sigue siendo la habitual a cinco voces, Monteverdi busca nuevos equilibrios que rompen la tradicional homogeneidad polifónica del género.

Los textos están basados en poemas de Ottavio Rinuccini, Francisco Petrarca, Scipione Agnelli y Giambattista Marino.

Por un lado, su etimología sugiere una idea de contraposición (el verbo latín concertare significa luchar, combatir, competir).

Por otro, la misma palabra tiene una sutil vinculación con el participio consertum (entrelazado, anudado), lo que establece un principio de unión.

Pero al mismo tiempo sus movimientos son unificados por una base común: la tarima armónica que ofrece el bajo continuo.

Por otra parte los instrumentos tienen un papel destacado y no se limitan a la realización del bajo continuo.

Los textos se basan en poemas de Giambattista Marino, Gian Battista Guarini y C. Achillini, entre otros.

La dedicatoria va dirigida por primera vez a un monarca extranjero, el emperador Fernando III de Habsburgo.

Según Monteverdi, hasta ese momento la música ha tenido solo los estilos moderado y suave, careciendo de lo alto o agitado, que él intenta redescubrir.

Siguiendo a Platón, dice que el género alto estaría caracterizado por expresiones de ira.

Portada de Madrigali guerrieri et amorosi , el octavo libro de madrigales de Monteverdi.
Retrato de Casoni en grabado .