Madelaine Bavent

[2]​ En 1623, con 21 años, ingresó como novicia en el recientemente fundado Convento de Saint-Louis-Sainte-Élisabeth,[3]​ convirtiéndose hacia 1628 en tourière[1]​ (monja que atiende el torno giratorio de un convento, gracias al cual se mantiene la comunicación con el mundo exterior).

Recibió una enseñanza un tanto extraña por parte del director del lugar, Pierre David, quien era adamita y proclamaba continuamente la necesidad de «hacer morir el pecado por el pecado, volver a la inocencia y asemejarnos a nuestros primeros padres, que fueron sin ninguna vergüenza de su desnudez…».

Su confesión, en términos generales, sugiere que en realidad era demasiado ingenua y que se valió de una niña a la que manipuló para hacer estallar el escándalo, justificándose de la siguiente forma: «Si he pecado, es sólo por ignorancia y no por malicia».

[1]​ El asunto cobró gran impulso alrededor de 1643, cuando Madelaine y otras religiosas fueron amenazadas con la hoguera.

[4]​ A día de hoy resulta difícil establecer si su personalidad estaba dominada por una gran ingenuidad o por cierta hipersexualidad, pues la propia Madelaine llegó a declarar: «... ya sea por mi falta de espíritu, o por mi libertinaje».