Al mismo tiempo, el Consejo confirió una misión adicional a la BINUCA para brindar apoyo a la operación ampliada de la Unión Africana y pidió al Secretario General que llevara a cabo sin dilación alguna todos los preparativos y actividades de planificación para imprevistos con miras a la posible transformación de la MISCA en una operación de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz, destacando que se necesitaría una futura decisión del Consejo para establecer tal misión.
El rápido despliegue de la MISCA y las fuerzas de la Operación Sangaris demostró ser decisivo para salvar las vidas de los civiles y prevenir una tragedia todavía más grave en la República Centroafricana.
Sin embargo, teniendo en cuenta las dimensiones y la amplitud geográfica de la crisis, los requisitos de seguridad sobre el terreno excedieron con creces las capacidades y el número de tropas internacionales desplegadas.
También carecían de los componentes civiles para proteger a los civiles de forma adecuada ante una inminente amenaza o para atajar las causas fundamentales del conflicto.
Estos se desplegarían junto con un importante componente civil y el personal de apoyo necesario.