El estudio del ritmo, el acento y la altura musical en el discurso se denomina prosodia.
[1][2] La métrica musical es la estructura subyacente que se basa en la aparición periódica, normalmente a intervalos regulares, de sonidos u otros elementos acentuados.
Conforme a Lerdahl y Jackendoff en una obra musical por lo general existen cinco o seis niveles métricos aproximadamente.
En la partitura se anota la métrica correspondiente al nivel intermedio que recibe el nombre de tactus.
Por su parte, el oyente tiende a centrarse en uno o dos de los niveles intermedios que destacan más en la escucha.
[5] La estructura métrica de la música incluye metro, tempo y todos los demás aspectos rítmicos que generan una regularidad temporal contra los que se proyectan los detalles en primer plano o patrones duracionales de la música.
Puede ser descrito de acuerdo con su comienzo y final, o por las unidades rítmicas que contiene.
El paso básico lento hacia delante o hacia atrás, que dura un pulso, se denomina «lento», de tal forma que para crear un paso completo «derecha-izquierda» equivale a un compás de 2/4.
Desde esta perspectiva el compás cuaternario se puede entender como derivado del binario, es decir, como dos compases de dos partes.
Cuando el tempo de la obra es muy rápido, el director debe marcar los compases a un solo tiempo, llamado tactus.
Por ejemplo, en el siglo XIII se consideraba mejor la métrica ternaria por ser una representación simbólica de la Santísima Trinidad.
El vals, el minué o el bolero son ejemplos de métrica ternaria, mientras que la marcha es binaria.
La síncopa y el contratiempo constituyen las transgresiones más habituales a la regularidad de acentuación característica del sistema métrico en la música occidental.