La enorme cantidad de caracteres que se utilizan para escribir en chino, sea cantonés o mandarín, chino tradicional o simplificado, dificulta su transcripción en sistemas informáticos.
Por ejemplo, algunas computadoras chinas primitivas tenían miles de teclas.
Para solucionar este problema, se han desarrollado distintos métodos para transcribir caracteres chinos que resumidos bajo el nombre de IME (por sus siglas en inglés: Input method editors).
Por ejemplo, el basado en la pronunciación Pinyin (que usa el alfabeto latino), es fácil de aprender para quien esté familiarizado con ese sistema de transliteración, pero entre los sistemas más veloces se encuentra el Wubi, que sirve para caracteres simplificados, aunque tiene una curva de aprendizaje baja, es decir, se requiere algo de entrenamiento para poder utilizarlo a una velocidad aceptable.
También en Taiwán se usa el Zhuyin o Bopomofo, basado en caracteres fonéticos propios.