En América Latina ha sido aplicado con éxito en Argentina, Venezuela, México, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Nicaragua, Haití y Colombia.
Se ha desarrollado en inglés, portugués, francés, quechua, aimara, guaraní, creole, suajili y tetun.
El programa existe también en sistema Braille, para sordos y personas con problemas intelectuales leves.
[3] Los antecedentes del métorio "Yo, sí puedo" están en el trabajo desarrollado por Leonela Relys junto a otros educadores cubanos en Haití que realizaron una campaña de alfabetización por radio.
No se tardó más de un mes en realizar el encargo y en empezar a preparar la estrategia televisiva.
Para el año 2002 ya se ultimaban las cartillas y los guiones de las clases televisadas.
Esto se hace junto con la organización que lo vaya a ejecutar en el lugar concreto.
El primer grupo de clases está destinado al aprendizaje de las letras y fonemas, para ello cada día se dedica a una letra o fonema concreto quedando el mismo resuelto en esa jornada.
Las dificultades de la grafía se resuelven y consolidan utilizando un sistema lúdico, como si fuera un juego.
Se desarrolla un escritura y una lectura inteligente, aún a nivel elemental, construyendo frases que tengan sentido lógico.
La cartilla, que junto al material grabado es la base del método, presenta un mismo formato en todas sus páginas.
La línea directriz que sigue está sustentada en el vínculo de lo conocido, los números, con lo desconocido, las letras.
Para ello se asocia a cada letra con un número y cada una de ellas constituye una clase.
[1] Yo, sí puedo se ha utilizado, desde su creación en el año 2002 en más de 30 países, entre los que destacan los latinoamericanos como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela.
En el programa trabajaron más de 50.000 voluntarios bolivianos que actuaron como facilitadores, supervisores y fueron quienes llevaban a cabo la enseñanza.
Por su parte Venezuela aportó más de 8.000 paneles solares para que el programa también pudiera alcanzar a las comunidades remotas campesinas, donde los niveles de analfabetismo suelen ser más altos, y donde en muchos casos no hay energía eléctrica.
[6] En México se está utilizando, con buenos resultados, en los estados de Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Nayarit.
En este caso las grabaciones están realizadas por actores mexicanos e incluyen variaciones propias del español hablado en el país.
Una de ellas declaró En África se utiliza en Nigeria, Guinea-Bissau, Mozambique y Sudáfrica.