Su hermana María Concepción comenzó a publicar novelas rosas como Concha Linares-Becerra.
De regreso al hogar materno, comenzó a escribir para revistas.
En 1939 coincidiendo con el fin de la Guerra Civil Española, publicó sus primeras novelas que combinan romance y aventuras, y podían fácilmente adaptarse al teatro o al cine.
Además colaboró en la adaptación de sus novelas al teatro junto a Daniel España.
A pesar de su éxito internacional, siempre se quejó de ser encasillada junto a su hermana en la denominada novela rosa, término que nunca le gustó, y que consideraba creado para desprestigiar a las autoras y literatura preferida por las mujeres.