Gobernó con energía, coraje, y con buen sentido durante las guerras napoleónicas, que en las siguientes décadas devastarían los estados sajones.
A pesar del hecho que primero el ejército francés y más tarde el ejército ruso marcharon de ida y vuelta sobre el ducado, Luisa rehusó huir; permaneció junto a su hijo y sus dos hijas en el interior de su castillo.
Este se convirtió en duque reinante de Meiningen ocho años después.
[1] Mediante ajustes en la administración del ducado, se aseguró de que el estado fuera mejor gestionado y en 1821 inauguró el Gymnasium Bernhardinum en Meiningen (que ya había sido empezado por su marido).
Sus hijos obtuvieron una cuidadosa educación, con un grand tour a Italia con su tutor, Johann Heinrich Pestalozzi.