Poco antes de terminar la escuela primaria, su familia se trasladó a la capital de la provincia para que sus hermanos mayores y él realizaran los estudios secundarios.
Para liberarse del colegio, dio los dos últimos cursos en un año y volvió a Belén.
La prensa del país y la popular revista Caras y Caretas comentaron ese pintoresco episodio ya que, llegado el día en que se entregaban los premios y sin tener noticias del ignoto escritor, este se presentó, acompañado de un peón, habiendo viajado en lomo de mula durante dos días hasta la ciudad de Tucumán, para recibir la distinción.
Inició la carrera de Derecho, la cual abandonó en el segundo año cuando advirtió «su escasísima fe en las verdades universitarias e intuyó su incompatibilidad total con la jurisprudencia».
Es uno de esos hombres privilegiados para los que la vida no ha pasado en vano».
Luis Franco tuvo una importante influencia de Esquilo, la Biblia, Shakespeare, Lucrecio, Goethe y Víctor Hugo.
En sus palabras: Expresó en un reportaje en el periódico Avanzada Socialista (del 5 de abril de 1972): Para conocerlo más profundamente tal vez nos ayuden las palabras con que introduce su libro América inicial (1931), que titula «Autobiografía»: Mi infancia me parece ahora cosa de prodigio.
En el colegio me aburrí tan descaradamente como un león de jardín zoológico.
Soy un impío capaz de escuchar devotamente por horas una cigarra, pitonisa del sol.
No sé si tres o cuatro mil plantas puestas por mi mano me autorizan el título del plantador.
A veces pienso que debí nacer pastor o rey.