Luis Adaro Ruiz-Falcó

Era el primogénito del matrimonio de María Ruiz-Falcó y Luis Adaro Porcel.

Desde Madrid llegaron las felicitaciones de su abuelo Luis Adaro y Magro, que ya esperaba con cierta impaciencia conocer a su único nieto asturiano.

Posteriormente nacieron sus hermanas: Ana María y Carmen, que vivieron durante su juventud en Gijón hasta que se casaron y se trasladaron a Madrid; posteriormente regresaron a Asturias para pasar los veranos.

Su padre quiso que cursara sus estudios de bachillerato en el Instituto Jovellanos donde estudió entre 1929 y 1931.

Posteriormente se desplazó a Madrid en 1931 para preparar el ingreso en la Escuela de Ingenieros.

Sus estudios en la Escuela de Minas se interrumpieron en su segundo año por la Guerra Civil Española.

Del matrimonio Adaro-Jove nacieron cuatro hijos: Luis (1943), Fernando (1944), Covadonga (1947) y Gonzalo (1951).

Tras su muerte no se planteó volver a casarse para rehacer su vida.

En los años sesenta colaboró en la puesta en marcha de los colegios Los Robles y Valmayor, labores apostólicas del Opus Dei.

Allí se construyó el edificio que ocupa en la actualidad, mejorado con sucesivas ampliaciones, para centro de primera acogida, adictos al alcohol y a las drogas, con desarraigo familiar, a quienes se incorporó a un taller de encuadernación para alejarles de sus adicciones.

Luis abandonó la presidencia de esta institución en 1994 y le sustituyó Pedro González Fuertes.

Al final del siglo XX, esta colecta que desde entonces se hacía anualmente, alcanzaba los dos millones de pesetas.

En varias ocasiones, durante los primeros viajes internacionales realizados por Adaro Ruiz-Falcó cuando la presidía la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón sus colegas extranjeros le preguntaron por la distancia a la que tenía el aeropuerto más cercano para sus desplazamientos.

Bankunión se extendió por todo el Noroeste (Galicia, Santander y León).

Quizás por ello, desde mediados de los años sesenta comenzó a investigar la historia, vicisitudes, transformaciones, éxitos y crisis del puerto gijonés.

La Junta de la Asociación, presidida por él, estaba compuesta por: Jesús Evaristo Casariego, vicepresidente; Evaristo Arce Piniella, secretario; Elviro Martínez, vicesecretario; José Antonio Hidalgo, tesorero; y como vocales: Magín Berenguer, padre José María Patac, Luciano Castañón, Patricio Adúriz, y José Luis Pérez de Castro.

Participó en Monumenta Histórica Asturiensia, junto con Elviro Martínez y el Padre Patac.

En España se vivía un tiempo difícil y lleno de incertidumbre, en plena Transición.

En Gijón coincidieron tres empresas en plena reducción de plantilla: Crady, Bohemia Española y Adaro.

Esto ponía en evidencia a las autoridades que mostraban su falta de imaginación para afrontar la situación.

En tres años, desaparecieron 200 empleos en Adaro, 600 en Crandy, 200 en Bohemia Española, 100 en Gijón Fabril, 400 en Confecciones Ike.

La familia Adaro engtregó la empresa por una peseta a la Sociedad Anónima Laboral, que había sido creada por Calvo Ortega, Ministro de Trabajo, junto con los sindicatos.

Los trabajadores se quedaron con la empresa, si bien la familia Adaro desgajó «Suministros Adaro», que había nacido antes del resto de la empresa, y se trasladaron a la calle Marqués de San Esteban, donde hubo manifestaciones diarias durante varios días.

Para llevar a cabo su deseo contaron con la ayuda del Ayuntamiento de Gijón.

El papel de Luis Adaro durante los primeros pasos del «Foro Jovellanos» fue importante.

Él quería convertirlo en una gran agrupación, un espacio de debate sobre todos los problemas que afectaban a Asturias y los asturianos y donde se pudieran encontrar soluciones para resolverlos.

Según decía, el carbón era el residuo de una historia económica y social que transformó Asturias y la hizo pasar de la paz bucólica a la Revolución Industrial.

Al cumplir un año de historia del museo, le dedicó a Luis Adaro un emotivo homenaje.

Tres años después de su inauguración, el museo alcanzó las trescientas mil visitas.