A mediados de siglo XVI, se introdujo la palabra virrey derivada de la palabra "visrei" ya utilizada al menos en el siglo XV,[2] que terminó por sustituir totalmente a lloctinent (lugarteniente), y del catalán pasaría al castellano "visorey".
En el momento en que el rey entraba en el reino, el cargo desaparecía inmediatamente.
Así, pues, era un cargo de corta duración y solo empleado en momentos extraordinarios.
Era quien nombraba a los cancilleres, a los tesoreros o abogados fiscales, cargos que recaían en miembros de la alta jerarquía eclesiástica o de la alta nobleza castellana, y en ocasiones sobre algún noble catalán.
Durante el siglo XVI los monarcas españoles no ejercieron una autoridad absoluta en Cataluña, pero a partir del siglo XVII la situación política y económica va a cambiar.