Su poderoso caudal lo llevó a protagonizar obras de Richard Wagner y Giuseppe Verdi.
En 1860 se casó con la soprano danesa Malvina Garrigues, que se dedicó completamente a secundarlo escénicamente dejando a un lado su carrera.
Como Lohengrin impresionó al rey Ludwig II de Baviera, contribuyendo a su ardiente afición por las óperas de Wagner, a quien conoció en 1862 en Wiesbaden y que le pidió cantara escenas de su nueva obra Tristan und Isolde.
Seis semanas después, el tenor moría en Dresde a los 29 años.
La muerte, atribuida al esfuerzo realizado en cantar Tristan —un papel que infligió un esfuerzo inédito hasta ese momento dentro del género lírico—, también se atribuye a complicaciones por fiebre reumática y meningitis.