Fue el primer misionero católico en llegar a Sichuan, la entonces frontera occidental de la China imperial.
Sus esfuerzos produjeron frutos hasta 1644, cuando el pretendiente anti-Ming al trono, Zhang Xianzhong, ocupó Chengdu.
Con la derrota de Zhang (1647) por las fuerzas manchúes, los dos misioneros fueron llevados a Pekín y encarcelados.
Lograron la libertad por intervención de Johann Adam Schall von Bell ante el joven emperador Shunzhi.
Durante la reclusión, los jesuitas de Pekín intentaron que se abrogase la prohibición y siempre mantuvieron a los presos informados.