En Viena, cambió su nombre artístico a Lucy Doraine y debutó como "femme fatale" en el melodrama de Mihály Kertész A fekete kesztyűs hölgy.
Hasta 1927 protagonizó diez películas alemanas, entre ellas comedias de Felix Basch y Richard Eichberg.
Entre sus socios se encuentran Hans Albers y Conrad Veidt.
En 1928, el deseo de alcanzar la fama mundial le llevó a Hollywood, donde al principio fue recibido con entusiasmo y fue aclamada como la sucesora de Pola Negri.
Mientras tanto, las películas habladas iban ganando terreno, y su acento húngaro hacía que cada vez tuviera papeles más pequeños.